martes, 24 de noviembre de 2015

El gran engaño de los trofeos


En la pasada generación el ámbito online lo cubrió todo. Ya no jugabas solo, las partidas ya no eran solo tuyas. En ese afán de convertir todo en social, se crearon mini redes sociales dentro de las propias consolas. Y entre estas nuevas funcionalidades, se introdujeron los trofeos. 

Ya sabéis que, aunque soy bastante joven, soy un jugador a la vieja usanza. Me explico. A mí me gusta jugar mi partida single player, con mi personaje y mi historia. No os asustéis, no soy un antisocial. Mis partidas he jugado a Tekken o a Mario Kart con mis amigos. Sin embargo, lo he hecho en persona. A mí no me anima jugar con otra persona si no puedes estar a la vez compartiendo una pizza o vacilando al otro por lo manta que es. El juego juntos - pero solos, no me llama. 

Precisamente porque soy de este tipo de perfil,  la mayoría de las funcionalidades online no me acaban de llegar. Podríais pensar, entonces, que mi guerra con los trofeos viene por esto. Sí y no. Que esta sea mi forma de jugar hace que los entienda menos, pero no por ello dejan de ser un gran engaño.


Uno de los grandes debates de hoy en día en los videojuegos es la duración. Esto depende mucho del género. Hay juegos como The Witcher 3 o el nuevo Fallout que duran una vida y media. Pero hay otros como los God of War o el reciente The Order: 1886 que no suelen superar las diez horas. El debate está en si estas duraciones justifican su precio. Hablaré más adelante sobre este tema.

Para salvar estas discusiones que, justificadas o no, repercuten negativamente en la imagen y por lo tanto en las ventas de los juegos, se crean los objetivos secundarios. Hay veces que están justificados con la historia o, simplemente, como excusa para mostrar el mundo tan original que se ha creado. Sin embargo, muchas otras, como he dicho, con artimañas para aumentar alguna que otra hora en el cálculo final. 

Esto no es malo necesariamente. He jugado muchas misiones secundarias que han sido más divertidas que otras que formaban parte del hilo principal. El problema viene cuando, son tediosas. Antes, estas misiones un poco cansinas debían serlo y me explico. Al final de esa misión podías encontrarte una espada majestuosa con la que podrías derrotar a cualquier enemigo que se te topase. Otras, en cambio, te premiaban con el coche con las mejores características del juego. Ahora, ¿qué ocurre? Muchas veces el único premio que recibes es un sello que aparece en la parte superior derecha de la pantalla, en el caso de PlayStation, o un rectángulo en la parte central inferior, si tienes una Xbox. Un trofeo. 


No hay peor sensación que pueda llegar a provocar un videojuego que la de estar perdiendo el tiempo. Por lo menos para mí, que no cuento con mucho. Y sabéis que soy de disfrutar de los juegos lentamente, de saborearlos en la boca. Por eso, es terrible acabar una misión que te ha costado cinco horas para que, simplemente, aparezca un mensajito diciéndote que has conseguido un chupitrofeo. Y quien habla de misiones habla de recolectar cinco mil coleccionables que no sirven para nada. 

Me imagino al desarrollador del juego a mi lado dándome una palmadita en la espalda diciendo: "muy bien chaval, has conseguido los 200 estandartes, toma este pin para fardar delante de los amigos". Porque ese es el único objetivo y es aquí donde lo uno con el aspecto social. La única función de los trofeos es exponerlos en tu perfil, como si eso te hiciera mejor un jugador. 

No creo que se deberían quitar. Es una forma de saber la cantidad de contenido que te queda por desbloquear de un juego. Y no siempre es el único premio de estas misiones secundarias. Pero muchas otras veces son el recurso fácil, una forma de no pensar demasiado. Pongo un trofeo y a correr. 


Parece que se puede justificar todo si hay un trofeo al final. Los juegos de hoy en día -*leer con voz de abuelo*- no saben premiar a los jugadores. Un ejemplo que me tocó hace un tiempo fue Uncharted: El Abismo de Oro. Existen cientos y cientos de coleccionables. Sigo intentando descubrir para qué servían. Lo peor de todo, es que el ansia de recolector compulsivo que tenemos algunos nos lleva a querer atraparlos todos -Gotta Catch 'Em All!-. Y como este hay cientos. Solo hace falta ver la cantidad de misiones secundarias inservibles que hay en un Assassin's Creed. 

Vosotros, ¿qué pensáis? ¿Soy muy nazi con este tema o creéis que tengo parte de razón? Podéis mandarme vuestras opiniones por twitter. 

4 comentarios:

  1. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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  2. En parte tienes razón, hay trofeos absurdos y muy tediosos de conseguir llegando a ser estupidos y sin sentido, sin embargo veo bien este nuevo sistema que en cierta manera "premia" al jugador por intentar ver todas las cosas del juego, pero claro, hay trofeos y trofeos (o logros en su defecto).

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    1. No, si tienes razón. Como dices, en realidad vienen bien para saber qué contenido has descubierto y si te falta algo por completar. Lo que me fastidia es que eso sustituya a las recompensas de toda la vida, como una invocación secreta o un arma poderosa.

      Estaré pendiente de tu artículo en la web. ;)

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